domingo, 17 de octubre de 2010

Alfredo M. Bonanno (traduccion y adaptacion, periodco Anarquia)

Uno de los tantos escupe sentencias, enojado con el mundo y con el mismo, una vieja ruina de tantas batallas imaginarias, desilusionado y escéptico en la miseria del cotidiano problema de vivir, me decía que la rebelión hoy no existe, que hablar de eso era anacrónico, cosa del siglo pasado.Mi amigo, recordando su pasada militancia y soñando con los ojos abiertos, entre un vaso y otro, me confirmaba la intención de no hacer nada. Ni esperar, simplemente no hacer nada. Trabajando para vivir, mirando pasar la vida.La tristeza de esta afirmación tiene para mi, una parte de entendible.No hace mucho tiempo, un tipo (creyendo hacer una critica severa) me decía: ¿que cosa grande harás? Es mi supuesta inmadurez, capaz, el patrimonio mas grande que tengo, la cosa mas grande que tengo, la cosa mas linda de mi vida. Yo no se que cosa grande haré, pero quiero continuar con el entusiasmo del niño que descubre el mundo y no quiero envejecer elaborando justificaciones del no hacer.La acción, en el fondo, tiene siempre una cosa de arriesgado. El escepticismo es una de las filosofías mas profundas, pero, como todo lo que es elevado, pierde muy rápido el contacto con la realidad, con las cosas simples y concretas que también son importantes y fundamentales y que son parte de la vida de todos.El escéptico no las considera. En el ardor de su propia hipótesis sobre el mundo, avanza sin dudas, sin contradicciones.Los otros se cansan en ganar consecuencias, ellos miran con superioridad y se vuelven a mirar en la absoluta frialdad de lo que son. Así termina por encontrarse perfecto, seguro, lejos de todo conflicto desagradable. Pero no se da cuenta que es simplemente un tipo sin valor ni animo y que esta cansado.Un feroz conservador

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